viernes, enero 22, 2010

20 de Enero de 2010

Iba a la casa de Juan. Tenía un jardín muy grande y la casa en el medio, pero él estaba en una carpa sobre el pasto en medio del jardín. Entraba sin hacer ruido saltando la reja, y lo despertaba a Juan ya adentro de la carpa. De repente no estaba más la carpa, pero tirados sobre el pasto se sentía agradable la noche. Estaba Homerito, y no sé qué ruido raro hacíamos que empezaba a gruñir, entonces Juan (yo estaba acostada) se me acostaba encima y empezaba a hacer ruidos extraños para mostrarme que el perro se pondría a ladrar. Primero era una simple demostración, pero después ya el contacto de los cuerpos era evidente que tenía algo más, hasta que yo no me aguntaba y le daba un beso, y otro, y así.

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