miércoles, octubre 01, 2008

1 de Octubre de 2008

Me iba de vacaciones a un país lejano, un lugar extraño y aislado. la atracción principal era ver unas ballenas rarísimas, todas negras y brillantes. La marea del mar bajaba dejando kilómetros de apenas unos centímetros de agua, y para llegar hasta la orilla había que caminarlos de noche, porque en esa zona todavía existían un tipo de águilas prehistóricas que no se habían extinguido, y podían atacar.
Ibamos todos los turistas bajo la mera luz de la luna, silenciosamente. Un águila (que más parecía un ñañdú por su tamaño) que aún merodeaba la zona se acercó, todos tuvimos que agacharnos e incluso acostarnos sobre el agua para que no nos ataque. A mí se me paró a pocos metros, pero al final se fue sin problemas.
Cuando volvíamos de la excursión iniciaba una charla con un hombre que estaba ahí. No sé de qué hablábamos, ni si me gustaba, pero terminábamos tirados en la costa, besándonos con vehemencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Uhh, me pierdo la torta. :(
Bueno, espero q otro dia q se te de por cocinar pueda ir. :P Nos vemos el lunes! Geniales tus sueños, como siempre. :P Besotes.