martes, octubre 21, 2008

21 de Octubre de 2008

Iba un mes a Finlandia a visitar a Jime. Me quedaba en la casa de la familia donde ella estaba viviendo, a las afueras de Helsinki. Hacía calor y todo era hermoso. En la casa me encontraba con el hermanastro de Bruno (que se había ido a vivir allá), y me lo confundía con él. Después me iba a pasear en tranvía (aunque al final tomábamos el colectivo). En la terminal me compraba un alfajor de una máquina expendedora y el pasaje para el bus, que salía 4 euros pero me duraba para todo el día, todos los colectivos. Veía por la ventana todas las cosas que conocía por foto. El sol brillaba y se sentía felicidad en el aire. Atrás mío en el colectivo estaba Anto Ceruti(?) que me iba contando sobre las fiestas que hacían para divertirse. Aparece mi mamá al lado mío en el colectivo, que me hablaba y hablaba sin parar. Cuando empiezo a ver la catedral (que estaba cercada como la iglesia de Ushuaia, pero tenía esculturas pictóricas como las europeas de siglo xv) le pido que se calle, y como no lo hace me enojo y me bajo. Rodeando la catedral había algo así como un lago y yo me meto con mi alfajor en una bolsita. Se me acercan muchos mini tiburones, pero no me muerden a mí porque yo llevaba la bolsita distrayéndolos, hasta que se me cae y salgo corriendo. Le voy a avisar a un guardia llorando que había tirado el alfajor con la bolsita y el envoltorio, que me perdonara, que no quería contaminar. El guardia me decía que no me preocupara, que había un sistema de tuberías que se llevaba ese tipo de cosas, así no le pasaba nada a los animalitos del estanque.

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